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La práctica geriátrica nace en la década del cuarenta del siglo pasado en el Reino Unido y tiene a la doctora Marjorie Warren como principal responsable, ya que oportunamente durante sus trabajos en diferentes hospitales demostró como ancianos con enfermedades no diagnosticadas, tras recibir una correcta atención y valoración, lograban excelentes resultados en su recuperación que le permitían regresar a sus entornos y recuperar la vida con total normalidad.
Fisiológicamente hablando, el cuerpo de un anciano es absolutamente diferente al de un adulto, ya que es justamente en la vejez cuando los diversos órganos y sistemas que se alojan en nuestros organismos comienzan a presentarse disminuidos en sus funciones esenciales; si bien tal cuestión variará de un individuo a otro como consecuencia especialmente de los hábitos de vida que haya tenido, fumar, beber alcohol, ingesta de drogas, entre otras cuestiones, es una realidad que las funciones y los órganos comienzan a mostrarse menos activos.
Otra cuestión que la Geriatría atiende es que en muchas ocasiones el paciente no se encuentra capaz de tomar decisiones por sí mismo, por ejemplo, si padece de demencia senil o de Alzheimer, el individuo requerirá de un tratamiento especial y deberá siempre ser tratado con el acompañamiento de la familia o de un familiar cercano que pueda responder por él, es decir, autorizar prácticas, tratamientos, entre otras cuestiones.
Por tanto es que también resulta ser muy común que los especialistas en geriatría además de tratar al individuo mayor deban tratar a su familia o entorno más cercano, brindándole recomendaciones acerca de cómo tratarlos en diferentes situaciones que se presenten, como ser la negativa ante la ingesta de medicamentos indicados por el médico, en caso de ausencias espacio temporales o fallas en el reconocimiento del entorno familiar, entre otras.
Las caídas, la deshidratación, la neumonía, las confusiones y el deterioro cognitivo son algunas de las dificultades que suelen presentar los adultos mayores y de las cuales debe ocuparse la geriatría.
Los fines propios de esta especialidad son:
Dar una asistencia integral. Debe ocuparse de toda la problemática médica, funcional, mental, y social del anciano mediante una valoración geriátrica global, programada y exhaustiva con la colaboración multidisciplinar de otros profesionales integrados en un equipo con el médico geriatra.
Rehabilitar. Debe intentar recuperar a los pacientes que han perdido su independencia física o social tratando de mantener al anciano en la comunidad.
Proporcionar un cuidado progresivo del anciano. Desde el inicio de su enfermedad hasta completar la rehabilitación de este proceso y volver a su situación basal previa, el anciano puede tener diferentes necesidades de asistencia según el momento. Se debe responder a estas necesidades contando con diferentes niveles asistenciales: el hospital, asistencia en el domicilio, unidades de rehabilitación o convalecencia, unidades de larga estancia o centros residenciales.
Para el manejo adecuado del paciente geriátrico es necesaria la presencia de estos niveles que ubiquen en el nivel adecuado y en el momento adecuado a cada paciente.
Este proceso iniciado por la Dra. Warren culmina con la creación de la especialidad en el Reino Unido en 1946. En España, en contra de lo que pudiera parecer y de forma pionera, nace muy poco después la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología presidida por el profesor Beltrán Báguena. Cuenta en su fundación con los auspicios de grandes figuras de la medicina española como Marañón y Teófilo Hernando entre otros.
La vejez se acompaña de un mayor número de padecimientos que muchas veces coexisten a la vez. Además la expresión de las enfermedades en los ancianos es distinta. Así mismo existe una alta frecuencia de procesos degenerativos como deterioro cognitivo, enfermedades cardiovasculares, cáncer, limitaciones del aparato locomotor. Estos procesos degenerativos establecidos de forma crónica y perenne junto con la presencia de caídas, accidentes o alteraciones de los sentidos de la vista y oído llevan a un final común en muchos ancianos que es la invalidez y la dependencia..
La jubilación así mismo supone una disminución de ingresos en los mayores, en un momento en que son mayores sus necesidades sociales y sanitarias. Esta falta de recursos puede ser parte de sus problemas sociofamiliares y sanitarios.